¿Meditar es bueno para los cristianos?

Con este articulo comenzamos una nueva etapa en Ministerio VCM donde mas que profundizar los temas de una forma teológica los trataremos de una manera mas practica posibilitando el edificarnos tanto a los lectores -a quienes va dirigido cada articulo- como a nosotros los escritores.

Uno de estos temas cotidianos y que de seguro es parte de una grieta entre los creyentes, y como el titulo de esta nota ilustra ¿es si debemos el considerar bueno el meditar o no para los cristianos?. 

Desde mi punto de vista las congregaciones se han enfocado tanto en temas como la prosperidad (la cual el Señor sí nos la quiere dar) que muchos nuevos convertidos solo están recibiendo leche espiritual en vez de alimento solido (He 5:12) dando lugar a confusiones por ignorar temas sencillos.

Y es que dejando de lado el falso concepto del mundo de que el meditar es poner la mente en blanco al compás de ejercicios respiratorios como un pizarrón listo para que escriban en el toda clase de espíritus demoníacos, la meditación cristiana se trata mas bien en pensar, razonar con puntillosidad cada tema, orando a Dios sobre ello para así después permitirnos tomar decisiones que nos construyan.

Un buen ejercicio para acustambrarnos a meditar es el leer a manera de devocional cada mañana un salmo y orar sobre cada versículo o sobre el tema en que Dios nos hablo y si es posible escribir en un cuaderno de anotaciones un pequeño resumen. Los salmos son ideales para pasar un excelente tiempo de meditación.

En ellos no solo encontraremos fortaleza y armonía sino también profundos consejos y respuestas a incógnitas que nos mantienen en inseguridades en esos tiempos que necesitamos todo lo contrario.: Seguridad para crecer y pasar victoriosos los problemas.

Hace un tiempo atrás mi esposa estaba transcurriendo por una grave enfermedad y al igual que muchos hombres no solo sufría sino que me pasaba las horas clamando y orando al Señor pidiendo por su sanidad -la que Nuestro Señor en su misericordia concedió-. En una de las tantas noches en vela Dios me tomo por sorpresa al parar mi oración literalmente.

Esa noche yo en mi clamor le decida al Señor que estaba dispuesto a dar mi vida por la de mi esposa pues el sabia cuanto es mi amor por ella pero increíblemente sentí la voz de Dios ordenarme que parara mi oración pues "es incienso extraño y eso no lo acepto", me dijo.

A continuación me pregunto "¿Quieres que tu esposa se sane?. Arrepiéntete de haber orado así y entregamela," finalizo.

Le conteste, "Esta bien, Señor. Lo haré. Confirmame la Palabra". Aunque esto ultimo parece algo alocado e irrespetuoso de mi parte no lo dije a manera de querer confrontar sino al igual que aquel padre que amando tanto a su hijo tuvo temor de no creer lo suficiente y le pidió a Jesucristo "ayuda a mi incredulidad" (Mc 9:24). 

Cuestión que en esos días había comenzado a leer como devocional un salmo diariamente y orar sobre cada versículo y fue justamente con mi tiempo devocional del siguiente día que el Padre me contesto confirmándome el porque de su enojo y la gravedad de ese pecado que involuntariamente muchos cometemos en el Salmo 49:7-9. No pude hacer otra cosa que gozarme meditando en esta palabra:

Al contrario de lo que se puede creer esta palabra nos enseña que la potestad de la salvación de una persona y por ende su sanidad depende y es solo de Dios y que nuestra misión se limita en estos casos a orar permitiendo su obrar.

En conclusión el aprender a pasar tiempo meditando en la Palabra acrecentara nuestro tiempo de calidad junto a Dios esto es porque los salmos tienen el poder de afianzarte al enseñarte lo que una persona pasa cuando cae de la gracia pero también como es la misericordia del Padre por cada uno de nosotros.

Por ultimo y tomando las palabras dichas por el pastor Amado del Ministerio Cita con la Vida.: "los Salmos muestran la locura de Dios de cuanto te AMA"